Estrés hídrico, su relación con el Fenómeno del Niño y corte masivo en Lima: Un peculiar Día Interamericano de la Gestión Responsable del Agua
Desde hace 18 años, todos los primeros sábados de octubre se conmemora el Día Interamericano de la Gestión Responsable del Agua, promovida por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental (AIIS) y la Asociación Caribeña de Agua y Aguas Residuales (CWWA). Con esto se busca posicionar la gestión del agua como un tema vital en todo el mundo, particularmente en países de América Latina y Caribe. Se hace un llamado a revertir la situación de vulnerabilidad que se encuentran millones de personas que no cuentan con un acceso a servicio de agua potable y saneamiento adecuado.
Este día resuena con mayor intensidad este 7 de octubre (2023) en Lima debido al corte masivo de agua que estamos viviendo en distritos distritos. Si bien esta intervención programada por parte de Sedapal, no ha pasado desapercibida y ha generado preocupación en parte de la población y medios de comunicación. Esto debido al cambio climático que se está viviendo en la región con sequías y lluvias irregulares, las cuales se espera que se acrecienten debido al Fenómeno El Niño Global. Esta variabilidad climática ha colocado a ciudades como Lima (Perú) en una situación de estrés hídrico.
En medio de esta preocupación y con el conocimiento del corte masivo de agua que duraría hasta cuatro días en algunos distritos, la ministra del Ambiente, Albina Ruiz, realizó la siguiente declaración: “Ahorraremos agua, vamos a mirarlo por el lado positivo”. Si bien el servicio se restablecerá eventualmente, el estrés hídrico que viene enfrentando, no solo Lima, sino el país deja poco para el optimismo. De acuerdo con la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass), alrededor de 3,5 millones de peruanas y peruanos no cuentan con el servicio de agua potable principalmente en Lima, Loreto, Puno y Piura. Quienes ya cuentan con la conexión tienen restricciones en su uso.
De manera irónica, nuestro país ostenta el octavo puesto en la mayor disponibilidad hídrica en el mundo. Una de las razones para esta situación paradójica es la poca capacidad de almacenamiento. Según el Banco Mundial (junio 2023) la capacidad total de represas artificiales es de 184m3 por persona; cifra que está muy por debajo del promedio en América Latina que es de 2.500m3. Asimismo, se agrega que la capacidad existente se ve reducida por afectaciones que reducen si productividad debido a una falta de mantenimiento y mejora. Otro riesgo que se identificó es que la infraestructura hidráulica no está diseñada para soportar inundaciones por el cambio climático y otros fenómenos ambientales como El Niño Global.
Nos enfrentamos a un problema de gestión y financiamiento. Según Alexandre Almeida, director del Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima, existen 50 empresas que prestan servicio de saneamiento y agua potable a cargo de municipalidad provinciales o distritales. Solo Sedapal depende del Gobierno Central, lo cual dificulta un trabajo articulado; en su opinión se necesita encontrar fórmulas que fomenten la inversión pública y privada en proyectos enfocados. Por su lado, Bram Willems, director y fundador del Centro de Competencias del Agua (CCA), comenta que el Estado invierte aprox. 1000 millones de soles por año. Cifra insuficiente, la cual él considera que se debe duplicar para cubrir las 80 mil nuevas conexiones por año entre otras carencias del sector.
Qué podemos hacer desde la ciudadanía
Frente a un problema sistemático como este parece poco lo que podemos hacer desde nuestro accionar; sin embargo, aún se puede hacer mucho desde nosotros mismos. Por lo pronto, la experiencia de estos días nos debe incentivar a educarnos en la optimización de nuestra capacidad de guardar agua y su uso responsable. Por otro lado, la organización ciudadana para fomentar la incidencia política y exigir reformas realistas y sostenibles en el uso responsable del recurso hídrico es a un cambio que debemos aspirar. Finalmente, se puede trabajar desde la educación con distintos grupos poblacionales en un uso responsable del agua.
Es vital reconocer que la provisión de agua segura es esencial para el desarrollo de nuestras vidas. Nos enfrentamos a una coyuntura nunca antes vistas, estamos viviendo las consecuencias del cambio climático. Busquemos estar preparadas y preparados, y exijamos una mayor voluntad política en la protección y optimización del uso de este recurso.
Fuentes
Facultad de Economía - Universidad Nacional de San Agustín de ArequipaAgraria.pe
Universidad de Lima