Toda actividad cuyo fin último sea minimizar el impacto negativo al medio ambiente puede considerarse como una actividad ecológica y la agricultura urbana no está exenta de esta condición.
Estudios de la FAO demuestran que los huertos familiares pueden ser hasta 15 veces más productivos que las fincas rurales. Un espacio de apenas un metro cuadrado puede proporcionar 20 kg de comida al año. (FAO, Agricultura Urbana, 2018)
Si bien no contamos con datos precisos ni actuales sobre el número de agricultores urbanos en cada distrito, sólo en Villa María del Triunfo, había hace 10 años, más de 570 familias de agricultores urbanos auto-empadronadas. Estas familias realizaban actividades de agricultura urbana en huertos familiares, huertos promovidos por los comedores populares, huertos comunales y en huertos escolares de esa ciudad.
Si bien no existen estadísticas recientes sobre el número de huertos que existen en Lima metropolitana, sabemos que las áreas de cultivo extensivo se concentran en los valles Chillón y Lurín, con algo más de 11 000 hectáreas, mientras que en la cuenca baja del Rímac existen sólo unas 2000 hectáreas dedicadas al cultivo.
La crisis alimentaria en Lima Metropolitana, acrecentada por la pandemia del COVID 19, conflictos territoriales, la política interna y la vulnerabilidad alimentaria, ha trascendido de una necesidad a otra: del acceso a alimentos hacia la producción de ellos. Esto nos conduce a una reflexión no solo de operativización de alimentos; sino de desarrollar sistemas alimentarios que respondan a las necesidades y con responsabilidad socio ambiental.