Nadie se va con las manos vacías: la experiencia del biohuerto terapéutico del Hospital Victor Larco Herrera
Dentro del Hospital Victor Larco Herrera (HVLH), dedicado a la atención psiquiátrica y salud mental, existe un biohuerto terapéutico impulsado por un grupo de 15 pacientes de los pabellones 12 – 13 junto a personal del Hospital y a Zona Marginal, un colectivo conformado por voluntarias y voluntarios. Esta conversación se desarrolló bajo la sombra de un árbol de maracuyá que es parte de los árboles frutales que existen en el biohuerto, allí nos encontramos a Ángela Marchetti, Fidel Doloriel, Carlos Osorio y Victor Segura para hablar sobre el camino recorrido y las motivaciones para seguir con la terapia con énfasis en la socialización. Al momento, en Lima existen tres centros destinados a la psiquiatría: el Hospital Hermilio Valdizan, el Hospital Honorio Delgado-Hideyo Noguchi y el Larco Herrera, el más antiguo. Las actividades que desarrolla Zona Marginal se sitúan en el actual cambio de paradigma sobre cómo se concibe la salud mental pasando por el encierro, la medicación y hoy, la desinstitucionalización puesto que la idea es de complementarla con el vínculo social “nuestra apuesta es que socialicen a través de otras actividades como conversar entre iguales, mirarnos a los ojos” afirma Victor. Por su parte, Ángela, tiene experiencia en cuidados de salud mental y empezó siendo voluntaria en el HVLH desde el apoyo asistencial, al igual que Victor quien es comunicador, es inevitable preguntarles, ¿cómo nació Zona Marginal?
Ángela: Nos juntamos con Victor y María Eugenia y decidimos hacer Zona Marginal, es decir, hacer proyectos que no tuvieran que ver con el asistencialismo y hacer actividades para que ellos se divirtieran más y empezamos a hacer cine, un club de escritura, empezamos a hacer un montón de cosas, pero la pandemia nos ganó. Entonces todo quedó paradito y ahora estamos retomando el huerto, el cine y seguir.
Victor: Yo llegué hace cinco años, una amiga me invitó al espacio del voluntariado, para apoyar concretamente con lo que tiene que ver con la forestación y trabajo en huertos. Y cuando llegamos al hospital nos encontramos con la realidad que dice Angelita que era un poco más asistencial e individual, entonces a partir de ahí dijimos vamos a trabajar en común, con todos los pacientes, superando la parte asistencial y más de un trabajo de recuperar y dignificar a los pacientes. Pensamos que una buena alternativa era el trabajo con el huerto y acá con el acompañamiento de los amigos, de Carlos del hospital y Fidel, amigo de otros espacios.
Eliana: Háblenme del lugar donde nos encontramos, el biohuerto terapéutico
Carlos: tanto el personal como el paciente se distrae en el huerto. En plena pandemia seguíamos viniendo acá manteniendo los árboles frutales, tenemos palta, lúcuma, chirimoya, membrillo, ciruelas y todo es resultado
Fidel: aquí estamos aprendiendo todos, yo vine con ideas de sembrar todo tipo de cosas, traje semillas raras, pero al final no fructificó porque hay plagas, hay bichos. Es una pelea constante. O simplemente hay plantitas que no crecen entonces estamos reduciendo el tipo de cultivos que son exitosos: tenemos rabanito, papas y lechugas que dan muy bien. Entonces creo que vamos a enfocarnos en esos tres productos, puede ser uno más, para maximizar el uso de la tierra y los insumos.
Eliana: Uno de los temas importantes en la agroecología es el consumo, ¿en este caso cómo se concibe el cultivar para consumir y para la venta?
Victor:Acá el objetivo principal está ligado a la parte terapéutica de los pacientes. Sin embargo, ya que hay una producción uno de los temas que aparecen es: ¿qué se hace con lo producido? Teniendo en cuenta que en el hospital hay una política alimentaria por lo cual es un reto para nosotros incorporar lo que se produce a la dieta de los pacientes. En segundo lugar, es el generar algunos ingresos y tercero, socializar con pacientes externos o familiares de los pacientes. En la parte de generar ingresos, acá la idea de Carlos fue un carrito donde se pone lo producido y el que quiere va lo coge, deja el dinero y funciona. Lo que haya se va poniendo y se recoge. La idea es cultivar sano, para que la gente se alimente sano, ese es el punto que toca por resolver.
Eliana: ¿Por qué es un reto incorporar los alimentos aquí cultivados?
Victor:por una dependencia…
Ángela:la cocina depende del Ministerio de Salud, ellos hacen su propio menú y se compra de acuerdo al menú que ellos han hecho. Entonces si hay algo distinto, no se puede incluir en el menú. Nunca hemos podido hacer que algo que se produce aquí se incluya en el menú de los pacientes.
Victor:se incorpora cuando hay, pero como política permanente. Las leyes deberían ayudar, pero no es el objetivo la concesión de una política sino mas bien hacer y que disfruten con el maracuyá, las hierbas aromáticas… cada vez que salen plátanos, todos lo comen porque saben que es de acá.
Ángela:lo que sí hemos hecho es que, este Hospital tiene pacientes externos que vienen a su consulta mensual, reciben su medicación y regresan a su casa. A ellos sí se les regala lo que se produce acá entonces eso sí es bacán.
Eliana: ¿Han hablado sobre su participación en ferias de productores?
Fidel:lo hemos hablado, lo discutimos y todo
Victor:de visibilizar el huerto, pero no avanzamos
Fidel:era complicado porque alguien tenía que responsabilizarse de llevar nuestro carrito y estar ahí todo el día y somos un grupo bien pequeño y no teníamos suficiente producción tampoco
Carlos:antes de la pandemia había una feria acá cada fin de mes y fuimos, pusimos nuestra mesa y nuestro rabanito
Ángela:pero ahora que han abierto el Hospital a los familiares, yo creo que volverá
Carlos:y ahí pusimos la mesa, y los mismos que vendían de la feria también compraban, de ahí se sacaban fondos para los pacientes. Cada atado a un sol y así participábamos. Ya sacábamos cuenta cuando venía la feria y aprovechábamos porque al comienzo cuando el pabellón 12 comenzó, salíamos con carretilla con lechuga, rabanito salían los pacientes y ofrecían por cada pabellón, al personal no más. Cuando vino la feria pusimos la mesa con dos o tres pacientes y empezaron a salir, cuando ya vino la pandemia, se estaban malogrando los rabanitos que sembrábamos en el pabellón y como los pacientes no podían salir por el contagio, entonces se me ocurrió poner un carrito. Al principio empezamos con una mesa y se puso la alcancía. Le dije a la Dra. Si podíamos poner así. Y había el temor de que se iban a robar. No importaba, no nos costaba nada y era peor que se pierda el producto.
Ángela:pero no se robaban, contando lo que se supone que debería haber, ahí estaba
Carlos:al menos así estamos enseñando, tenemos un propósito de vender y transmitir el mensaje de respetar lo ajeno, poníamos treinta atados de rabanito y encontrábamos 30 soles. A veces encontraba 24 soles y decía ¿quién se habrá llevado?, pero los compañeros me encontraban y me decían que soy del huerto y me pagaban. Así se enseña poco a poco el mensaje y ahora dejamos en el carrito y la mayoría está aprendiendo.
Victor:otro personal se acerca, participan, cuando tienen tiempo
Carlos:Estrellita venía seguido, mi amiga imaginaria, nunca la conocieron
Ángela:¡es gracioso! Siempre veníamos y decía: se acaba de ir… hoy día no, mañana viene. ¿La conocimos alguna vez? Nunca la hemos conocido…
Victor:yo tampoco la conocí…
Carlos:sí pues, la suerte, es que cayó mal y ya se enfermó, está delicadita, a veces la llamo, que se recupere y ya va a venir. Ella venía a arreglar, sacar la mala hierba
Es inevitable reír con esta parte de la conversación y mientras lo hacemos, el calor es intenso, pero se siente la frescura del ambiente gracias a los árboles que nos resguardan, de pronto se escucha que el agua llega por el canal preinca que atraviesa el Hospital, irriga el biohuerto y desemboca en el mar. Aunque nos encantaría tener más tiempo para platicar, es hora de aprovechar el agua para las plantas. Nos despedimos con una última pregunta:
Eliana: ¿Qué satisfacciones les ha dado el trabajo en el biohuerto?
Carlos:cuando salen los pacientes me preguntan si vamos al huerto y se van a alistando, algunos tienen su ropa y cuando me ven se cambian y venimos. Ya con la tranquilidad que hay, no estar en las cuatro paredes que hay. Se ha comprado un equipito y escuchan su música. Es bastante satisfactorio tanto para los pacientes como para uno mismo. El personal viene y no se va con las manos vacías, siempre se llevan sus aromáticas, su ajicito, culantro para su casa. El personal se va con su bolsa y eso gracias al trabajo que se da.
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